Ayer tuvimos una jornada informativa sobre Nordic Walking y salud en Teruel (36.000 habitantes). Durante casi dos horas, explicamos como la inactividad física, verdadera epidemia de nuestra época se puede y debe combatir con el ejercicio. Desarrollamos el poder de éste contra el desacondicionamiento y como tratamiento complementario de algunos síntomas de enfermedades crónicas, como la Esclerosis Múltiple, la Fibromialgia. El Parkinson, el Cáncer y los efectos secundarios del tratamiento oncológico (Radioterapia y Quimioterapia).
Nos centramos en comentar dichos procesos y los beneficios del ejercicio (Nordic Walking). También destacamos la importancia de tener en cuenta que existen personas, más que enfermedades, teniendo que adaptarnos a cada individuo. Los instructores transmitimos esta enriquecedora “forma especial de caminar” que produce gran bienestar al que enseña y al que aprende. En parte, esto se puede explicar por ser un ejercicio multicomponente, que desarrolla fuerza, resistencia, flexibilidad, equilibrio y coordinación, por poder practicarse en grupo en contacto con la naturaleza, aumentando los beneficios psicológicos y sociales. Y por su enorme atractivo que le permite una gran adherencia terapéutica (si pensamos en el NW como en un fármaco, con sus múltiples cualidades y escasos o nulos efectos secundarios).
Los instructores debemos enseñar la técnica y ser conscientes del beneficio que aportamos a muchas personas. Para ello podemos trasladar nuestra experiencia práctica, pero también debemos conocer matices de la inactividad y de pacientes que conviven con sus enfermedades y buscan en el nordic walking un aliado para mejorar su estado. El conocimiento no nos capacita para tratar o rehabilitar, pero nos proporciona armas de comprensión de los demás y sus sensaciones, aptitudes y limitaciones. Algunos instructores son profesionales de la educación física, otros relacionados con la sanidad, el turismo, la montaña o el deporte en general. Pero todos aprendemos que el nordic no es solo caminar con una técnica, aprendemos calentamientos, estiramientos y ejercicios que se pueden aplicar a objetivos saludables específicos. Y podemos compartirlos a la vez que hacemos nordic con los que aprenden.
El marco incomparable fue el salón de plenos del ayuntamiento-palacio de esta ciudad, de gran historia medieval. Éste se llenó a pesar de ser «domingo a las 10 de la mañana», por lo que nos sentimos orgullosos de la hospitalidad y poder de convocatoria de Maria Luisa, Vicente, Jesus y otros componentes de la Asociación de Nordic Walking turolense. Hubo algunas curiosidades, como una jovencita de 84 años que había escuchado atentamente la charla y nos quiso dar las gracias, tras argumentar con satisfacción que solía subir 48 escalones hasta llegar a su casa y caminar más de dos kilómetros diariamente. O conocer al socio más veterano, con 86 años, con una forma física envidiable y que participa en todas las salidas mensuales. También nos entrevistó una periodista que según nos preguntaba, percibíamos su interés en comprar rápidamente unos bastones y a la que explicamos que era mejor primero realizar un curso de iniciación. Maria Luisa transmite ilusión y experiencia y es un buen referente de la enseñanza del nordic salud en Teruel. Tras otra ponencia sobre el abastecimiento de aguas de la ciudad realizamos un paseo turístico con bastones por diferentes torres, calles y plazas identificando y visitando los canales de distribución de la “Traída de las aguas” construida en 1551 (una de las obras de ingeniería más relevantes del renacimiento español) y explicado con sabiduría por Manolo, profesor de historia y componente de la asociación de Nordic Walking de Teruel.
Salud, ejercicio (marcha nórdica), cultura, turismo y buena compañía. ¿Se puede pedir más?
Dejo imágenes del salón de plenos al inicio y al final, de la catedral de Teruel, del ayuntamiento y alguna imagen de la charla, algunas extraídas de la iconografía medieval espectacular de la techumbre de dicha catedral, que son del siglo XII, en plena expresión del Arte Mudejar. Se puede apreciar como los peregrinos portaban bastones sombrero y morral (bolsa).
Firmado: Francisco Guerrero Frías