Somos Paco y Pilar, dos españoles residentes en Alcalá de Henares (Madrid). Trabajamos como médicos de Atención Primaria para el Sistema Nacional de Salud (SERMAS y SESCAM) en diferentes localidades. Creemos ser médicos vocacionales y nos preocupan nuestros pacientes.
Por distintos motivos hemos realizado escaso deporte a lo largo de nuestra vida, pero los dos hemos leído y escuchado hasta la extenuación, la importancia del ejercicio para la prevención de muchas patologías, y como primer escalón dentro del tratamiento de muchos de los males de nuestra época: Hipertensión, Diabetes, Obesidad, Dislipemias, Osteoporosis, etc. Además, hemos constatado como el sedentarismo y la falta de ejercicio conducen a la fragilidad y al deterioro funcional de muchos ancianos, convirtiéndolos en dependientes y por tanto quitando vida a los años.
En nuestras consultas siempre aconsejamos que hay que perder peso, tener cuidado con la dieta y hacer ejercicio, aunque nosotros mismos cumplamos poco esas directrices. Y es que los propios médicos somos los peores pacientes.
Pero, como nadie se libra de cumplir años y de tener que replantearse como cambiar su evolución física, decidimos un día que había que comenzar el camino.
Dado que era verano y con temperaturas altas, decidimos viajar a la montaña y probar nuestra capacidad. Aquí descubrimos que algunas personas caminaban con bastones para apoyarse y que otras los usaban como haciendo un impulso con ellos, con una postura recta.
Veíamos a personas de mayor edad que nosotros con un estado físico envidiable, que parecían felices no solo de pasear por la naturaleza, sino de sentirse plenamente activos. Todo esto estimuló nuestro interés por el Nordic Walking (NW)
Tras informarnos por internet, hicimos un par de cursos de iniciación, con mucho éxito en el segundo (impartido por un magnífico instructor de la FENWA). Pudimos comprobar que no era tarde para convertir esta actividad en parte de nuestro quehacer diario.
La técnica no es difícil, pero se necesita de un instructor que te dirija inicialmente, para sacarle partido a ese “caminar con bastones” que luego compruebas es mucho más.
Comprendimos que era una forma especial de moverse que se basa en 4 premisas: Caminar erguido (A) consiguiendo una postura erecta que posiciona la columna evitando contracturas o sobrepesos musculares. Largos los brazos (L), de forma que haya transmisión del impulso a los hombros y resto de musculatura del eje superior. Formando un ángulo (F) de aproximadamente 60º entre nuestros brazos y bastones con el suelo. Adaptando la marcha (A) o el paso al tamaño del bastón, que a su vez también depende de nuestra altura y buscando simetría entre bastones y miembros inferiores o superiores.
La marcha nórdica favorece entre otras cosas: disminuir el impacto o sobrecarga en articulaciones de los miembros inferiores, aprovechar el impulso de los miembros superiores, disminuyendo la sensación de fatiga y aumentando el consumo de energía (al utilizar gran cantidad de músculos). Permite entrenar: Resistencia, fuerza, movilidad y coordinación, adaptándolas a las capacidades de cada persona. Existen muy pocas limitaciones para practicarlo si se consiguen esas adecuaciones a cada persona, y como valor sobreañadido fomenta la sociabilidad al hacerlo en grupo, lo que hace también que sea estimulante.
Todo lo anterior comenzamos a aplicarlo día a día, aprovechando muchos momentos que antes dedicábamos a ver televisión, mirar el ordenador o trasladarnos en coche a cualquier sitio.
Al habituarnos a esta nueva dinámica comprobamos que esa marcha nórdica enganchaba, nos reencontraba con el ejercicio poco desarrollado, nos permitía el diálogo entre paso y paso y encima ayudaba a conocer a otras personas, que tienen una similar preocupación: Aprovechar esa máquina que Dios nos ha dado y que muchas veces se usa muy por debajo de su capacidad.
Pero, al igual que nosotros hemos descubierto su beneficio, nos preocupa que pueda ser compartido y aprovechado por otros.
Todo el mundo habla hoy día del sedentarismo como causa del aumento de las enfermedades cardiovasculares y de la rápida progresión hacia osteoporosis y deterioro funcional en los mayores, a causa del inmovilismo. Y en nuestro propio cuerpo hemos comprobado que se puede atajar. Para ello hemos decidido conocer bien la técnica del NW para su máximo aprovechamiento y para saber transmitirla a los pacientes sobre los que podemos influir, así como a los compañeros de la profesión que así lo deseen.
Hay muchos estudios favorables al uso del ejercicio como arma terapéutica, preventiva o rehabilitadora en: Hipertensión, Diabetes, Obesidad, Enfermedades oncológicas y los efectos secundarios de la QT y RT, Enfermedad Pulmonar Crónica; Depresión; Fibromialgia; Enfermedades neurológicas (Parkinson, Esclerosis Múltiple, ACVA, etc). También hay estudios en NW, aunque se necesitan más ensayos médicos para medir y cuantificar ese beneficio del NW que claramente es mayor que caminar sin bastones (por el uso de varios grupos musculares y por la forma especial y equilibrada de movimiento)
Pero nosotros ya lo hemos probado y contrastado muchos de esos beneficios. El NW además es muy atractivo porque permite la socialización y la adaptación a casi cualquier tipo de persona y de estado físico. Solo se necesitan 2 bastones y la naturaleza.
Nosotros hemos aprendido la técnica ALFA 247 porque nos parecía una formación didáctica muy completa, seria y basada en la biomecánica, consiguiendo aprovechar al máximo el movimiento con bastones. Y también nos hemos preparado para enseñarla con unos formadores de calidad manifiesta. Conocida ésta, cada persona tiene que hacerla después suya.
Vemos a mucha gente joven por la calle en bicicleta o haciendo “runnig”, pero el NW permite que lo practiquen personas casi de cualquier edad, que no tengan limitaciones severas o enfermedades agudas y nuestras consultas están llenas de ellos. Tenemos pacientes frágiles en los que nos interesa el NW como arma para cambiar ese estado. Tenemos pacientes mayores o ancianos que no realizan ninguna actividad física o que pequeñas limitaciones les llevan a no moverse y que con bastones tendrían nuevas expectativas. Y tenemos pacientes, amigos o compañeros que necesitan romper la inactividad y hacer deporte como un componente más de su vida.
Los fármacos son importantes, pero el ejercicio es ese gran arma terapéutica poco usada que precisa de cumplimiento, y para ello hay que hacerlo atractivo.
Es nuestro objetivo a medio-largo plazo. Ya no les decimos: ¡Haga usted ejercicio por favor!. Ahora les comentamos: Le vamos a enseñar la marcha nórdica, que nosotros realizamos. Que le ayudará a un mejor control de muchas patologías, y le va quitar la sensación de que usted ya es mayor para hacer deporte, le va a procurar una forma de moverse diferente, porque no se trata de que vivamos más tiempo, sino de vivir con autonomía y bienestar físico, psicológico y social. El esfuerzo merece la pena.
Pilar Guiu Parejo. Médico Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria. Centro de Salud Algete (Madrid). Instructor nivel I de Nordic Walking (FENWA).
Francisco Guerrero Frias. Médico Especialista en Geriatría. Médico Especialista en Medicina Familiar Comunitaria. Centro de Salud Horche (Guadalajara). Instructor nivel I de Nordic Walking (FENWA)