Aunque ya Hipocrates en la antigua Grecia hablaba de los beneficios del ejercicio, hubo épocas de la historia en las que el ejercicio físico o la actividad eran considerados lesivos o poco recomendables, sobre todo para las clases privilegiadas o tras una enfermedad. E incluso a finales del siglo XX se pensó que tras un infarto una persona tenía que limitarse a la mínima actividad posible, convirtiéndole en desahuciado o invalido, hasta que surgieron las unidades de rehabilitación cardiaca, en las que desde las dos primeras semanas postinfarto se comienza con programas de ejercicio controlado, consiguiendo en muchos casos la total recuperación de los afectados.
Hoy día, nadie niega las posibilidades del ejercicio como un fármaco con múltiples beneficios y muy escasos efectos secundarios. Es más, desde hace años, la OMS (Organización Mundial de la Salud) recomienda 150 minutos semanales como mínimo, de ejercicio aeróbico moderado. Se indica como prevención, tratamiento, rehabilitación y últimamente como pre-habilitación (antes de someterse a tratamientos médicos o quirúrgicos). Cada persona debe encontrar su ejercicio ideal según su estado físico, preferencias, experiencia previa, cultura o posibilidades económicas y de tiempo libre.
En este contexto, hay muchas opiniones de profesionales del ejercicio y también de la salud que defienden la marcha nórdica como uno de los ejercicios más completos. Y se argumentan varias razones aparte de las técnicas: Por la posibilidad de realizarlo casi a cualquier edad, dependiendo de su situación funcional, por su contacto con la naturaleza, por la frecuente realización en grupo añadiendo beneficios mentales y sociales. etc.
El Nordic Walking es practicado además por colectivos de gente que no ha hecho previamente ninguna actividad o por deportistas que buscan una alternativa para cuando su ejercicio habitual no se pueda ejercer con gran competencia. En España aumenta progresivamente la divulgación y el numero de practicantes, así como los que se interesan por profundizar en la formación o buscan convertirse en instructores por diversos motivos.
En medio de este prometedor futuro del Nordic Walking, últimamente vemos en redes sociales o presentaciones de alguna publicación, comentarios sobre qué técnica de marcha nórdica es la mejor o la que provoca menos lesiones. Yo soy Médico de Familia y Especialista en Geriatría e Instructor de Nordic Walking (FENWA). Instruyo a muchos pacientes sanos (a nivel de prevención) y otros con diferentes patologías: Hipertensión, Diabetes Mellitus, Dislipemias, obesos, personas con artrosis y osteoporosis, dolores de espalda crónicos por hernias discales, mujeres con cáncer de mama, con o sin linfedema, Esclerosis Múltiple, Fibromialgia, etc. Les enseño marcha nórdica con el método Alfa, que me parece muy didáctico y saludable, e intento adaptarlo a la situación física funcional de cada uno.
De momento hay una gran aceptación y no puedo contar complicaciones evidentes por el método de aprendizaje. Es cierto que como todo ejercicio que realiza movimientos repetitivos puede provocar alguna sobrecarga, por lo que con frecuencia cambiamos de ejercicios y alternamos resistencia, fuerza, equilibrio, flexibilidad, etc. En mi experiencia con el método Alfa solo encuentro grandes virtudes a la hora de que los alumnos comprendan la biomecánica y le saquen partido a la marcha nórdica. Leo, me reciclo y me preocupo por formarme e indago en la lectura de estudios científicos y no he encontrado ningún estudio profesional que compare métodos o técnicas de aprendizaje. Tampoco he encontrado estudios poblacionales o estadísticos que hablen de lesiones generadas por el Nordic Walking o más concretamente lesiones generadas por el uso del método de aprendizaje Alfa.
Pero, ¿Qué técnica de marcha nórdica es la mejor o la menos lesiva? No existe ningún estudio científico serio y con gran tamaño muestral que compare a practicantes de Nordic de diferentes escuelas o métodos de aprendizaje o que demuestre cuál es más beneficioso o menos lesivo. Y si recurrimos a estudios científicos para demostrar los beneficios del Nordic Walking, también debemos recurrir a éstos estudios para cuestionarlos. Por tanto, potenciemos la marcha nórdica y el ejercicio saludable. Que cada uno imparta su mejor técnica de marcha nórdica. No desilusionemos a la gente que se acerca a ella en base a opiniones o experiencias personales.
El método alfa es practicado por infinidad de gente con patología o sin ella que está convirtiendo este ejercicio en hábito de vida. Se está indicando en la sanidad alemana con eficacia y en España vemos ya muchas personas que disfrutan de su práctica sin registros de lesiones. No caigamos en el error de cuestionar una escuela o método de aprendizaje fijándonos en opiniones no demostradas científicamente porque hacemos daño de forma gratuita a profesionales que están consiguiendo enseñar su mejor técnica adaptándola a cada persona. Estaremos haciendo daño al nordic y desorientaremos a toda esa población que está descubriendo que el ejercicio aeróbico saludable debe formar parte indispensable de su vida.
Francisco Guerrero Frías. Médico de Familia. Instructor de marcha nórdica (FENWA)